*Originario de Tamayo,
descendiente y heredero de una tradición musical propia de la región, que
abrevó desde los seis años a través de su abuelo “Chema Mezquite”
*Los sones traídos desde el
singlo antepasado por su bisabuelo, todavía vigentes en el siglo pasado, cobran
vida y letra con este compositor celayense
*Rendirán merecido homenaje a “El
Mezquitito” por su trayectoria musical, compositor y su labor docente en la
Casa de la Cultura de Celaya por más de 28 años
Antes de Alfonso Zúñiga, su
abuelo José María Amézquita, mejor cocido como “Chema Mezquite” fue un famoso
violinista, quien aprendió varios sones que le enseñó su padre, bisabuelo de
Alfonso, entre ellos: El pitayero y la Tuna, que sólo eran tocadas, pero “El
Mezquitito” les puso letra a varios de ellos, como esta del “El Pitayero”, que
les presentamos como ejemplo:
EL PITAYERO
Soy pitallero señora
Que vengo de la bajada
Vengo a vender mi pitaya
A la ciudad de Cilaya
Soy pitayero señora
Que de Tamayo les traigo
Vino a comprar mi pitaya
No las esté mallugando.
Ándale güerita, ándale chinita
Vámonos para el organal
A cortar pitaya de la más bonita
Comenzando a madurar…
ORIGEN
El reconocido maestro, músico y
compositor, Alfonso Zúñiga Ramírez, nació el 19 de septiembre de 1930, en la
comunidad de Tamayo, en seno de una familia de músicos, donde aprendió a tocar varios instrumentos, desde la edad de
los seis años.
Un factor de gran importancia en
la formación musical de “El Mezquitito” o “El indio Zúñiga”, como también se le
conoce, fue su padre, Jesús Zúñiga Salazar, clarinetista de la Banda de Música
del Ejército “General Emiliano Zapata”, y su abuelo José María Ramírez,
conocido por la gente como “Chema Mezquite”, pero más reconocido por la forma
magistral de tocar el violín, quien le enseñó a su nieto a ejecutar este
instrumento, mientas que su madre le enseñó a
tocar la mandolina y una de sus tías, la guitarra.
Cuenta el maestro Alfonso que la
guitarra la aprendió a escondidas, ya que sus padres consideraban que la guitarra
era un instrumento de perdición y mala vida; pero ese tabú no fue obstáculo
para que aprendiera, con las ganas que tenía. Todo lo contrario a lo que se
pensaba, fue ahí cuando inició a componer canciones; uno de los ejemplos más patentes
fue el Son de “El pitayero”, el cual aprendió de su abuelo y papá; sin embargo,
al ser sólo música, él decidió componerle la letra a los 12 años de edad, además
de escribir otros temas, como: La tuna, El Burrito, Canoas y El albañil, mostrando
la habilidad que tenía para la composición, junto con los conocimientos que adquirió
de sus familiares al tocar varios instrumentos.
A los 13 o 14 años de edad,
emigró para la ciudad de Celaya, donde inició sus estudios en la academia “Blanca
del Rio”, donde obtuvo conocimientos sobre el acordeón y vocalización para interpretar
él mismo sus sones.
Uno de los proyectos más
importantes que hasta la fecha ha sido muy reconocido para el maestro Alfonso es
la formación de la Estudiantina de Celaya, con quien realizó algunas presentaciones
importantes en los principales eventos de la ciudad, además de formar parte de
la plantilla de maestros de Casa de la Cultura, donde impartió clases de
guitarra, misma que hoy imparten quienes fueron sus alumnos.
Posteriormente fue invitado por
la dirección de la secundaria técnica #2 del municipio de Cortazar, Guanajuato,
para impartir clases en la materia de educación artística, perteneciendo a la labor
docente por más de 28 años, donde vivió un sin fin de experiencias junto a sus
alumnos, pero él no dejó no dejó de seguir componiendo canciones en los géneros
de bolero, románticas y rancheritas.
Alfonso es un músico completo,
toca, canta y compone. La formación musical que obtuvo en su familia, le permitieron
tocar varios instrumentos, pues además de la guitarra, el violín, también toca el
bajo, la flauta dulce, la quena y el teclado, ampliando su experiencia y poniendo
muy en alto la música tradicional, que es el sentir del pueblo.
Entre los sones que el maestro Alfonso
ha compuesto se encuentran el Son de Celaya, así como el de Apaseo el Grande,
Valle de Santiago y hace poco tiempo la creación de tres sones para el
municipio de Cuerámaro.
El maestro Alfonso, no solo es
admirado por sus conocimientos y aportación para la música de esta ciudad, con
“El corrido de Celaya”, que forman parte del repertorio musical de los grupos representativos
de danza del Sistema Municipal de Arte y Cultura de Celaya.
Discografía:
Como músico y compositor, logró
realizar cinco materiales discográficos, tales como: Música para mi pueblo”,
“Azul”, “Canciones románticas”, “Prietita linda”, “El garañón” (canciones
rancheras) y “Sones de mi tierra”, con los cuales se colocó como una parte esencial
de la música popular y tradicional.
Actualmente, el maestro Alfonso Zúñiga
conserva ese amor y pasión por la música, por la composición, recordando a su
fallecida esposa, María Teresa Soldara, quien fuese su inspiración y compañera
de vida, hecho que ha compartido con sus hijos: María del Rayo, Carmen
Patricia, Alfonso Zúñiga, Martha Librada, Carlos Genaro, Laura Isela, Xóchitl
Alejandra, Claudia Iztac, Adriana Tecuich y Andrea Xitlalli, quienes se sienten
orgullos de su padre y de su legado musical, el cual recibió de sus antepasados
y que ha trasmitido a nuevas generaciones, a través de su labor docente, en la ciudad
y municipios aledaños.
Debido a la gran importancia que el maestro, músico y compositor,
Alfonso Zúñiga representa para la ciudad, el próximo 4 de Marzo se le realizará
un homenaje en las instalaciones del Auditorio Francisco Eduardo Tresguerras en
punto de las siete de la noche, en donde se contará con la presentación de distintos
cantantes de la región, entre los que se encuentran: Amigos del Son de Valle de
Santiago, quienes acompañarán ballet folclórico del Sistema Municipal de Arte y
Cultura de Celaya; Estudiantina Celayense, Emmanuel Luna, Cap Romero, maestro
J. Carmen Cibrian, quien será el encargado de abrir el homenaje, Luis Messeger,
así como la presentación del ballet folclórico de la prepa oficial entre otros.